¿Qué está pasando con el café brasileño? Reflexiones para el mercado internacional
- tantito
- 23 abr
- 2 Min. de lectura

El mundo del café atraviesa un momento de gran tensión. Brasil, el mayor productor mundial, enfrenta una disminución histórica en sus inventarios, lo que ha llevado los precios del café a niveles récord.
Una severa sequía afectó gravemente la cosecha de 2024. Ante la oportunidad de aprovechar precios internacionales en alza, los productores brasileños vendieron casi toda su producción con mucha anticipación. Hoy, los principales almacenes de cooperativas, como Cocapec y Cooxupé, muestran espacios vacíos que antes almacenaban millones de sacos.
Los precios reflejan esta escasez: el arábica (el favorito para café molido) subió un 70% en 2024 y otro 20% en 2025, alcanzando más de $4.30 USD por libra. El robusta (clave en el café instantáneo) también se disparó un 72%, marcando máximos históricos.
Esta situación no solo impacta a los productores y exportadores. Grandes marcas como Starbucks ya ajustaron sus precios, y se espera que consumidores de todo el mundo paguen más por su taza diaria. Aun así, la demanda global sigue firme, al punto que en 2025 podríamos consumir más café del que se produce por cuarta vez en seis años.
¿Qué significa esto para el mercado?
Menor disponibilidad de café brasileño al menos hasta la nueva cosecha que empieza en mayo/junio.
Mayor presión sobre otros productores como Vietnam, que también enfrentó problemas climáticos.
Calidad en riesgo, ya que al agotarse los mejores lotes disponibles, los tostadores deberán adaptarse.
Oportunidades para cafés de especialidad, que destacan por su trazabilidad, calidad superior y prácticas sostenibles.
Para quienes trabajamos en el mundo del café, este escenario reafirma la importancia de diversificar orígenes, invertir en relaciones directas con productores y apostar por prácticas sostenibles que mitiguen el impacto del cambio climático en la agricultura.
El café no es solo una bebida: es un reflejo vivo de nuestra conexión con la tierra, el clima y las comunidades que lo cultivan. Cuidar esa cadena es más urgente que nunca.
Commenti